CRÍTICA TEATRAL "EL BOSQUE DE GRIMM" TEATRO REAL


MADRID | Teatro Real. 'El Bosque de Grimm', La Maquiné

El bosque encantado por los cuentos de Grimm, ¡no os lo podéis perder!

Leticia Yustos - 14/10/2013
Este fin de semana hemos tenido la suerte de viajar al bosque de los sueños, donde los protagonistas de los cuentos clásicos se han dado cita en un lugar singular, el Teatro Real.
'El bosque de Grimm' © La Maquiné
'El bosque de Grimm' © La Maquiné


La Sala Gayarre se ha transformado en un bosque de cuento de hadas lleno de personajes que conocemos desde tiempos inmemoriales. Lo curioso es que estos personajes no hablan, pero les entendemos; durante 45 minutos nos cuentan todo a través de una música, un piano y un despliegue de medios visuales, con una plasticidad que sobresale nítidamente del fondo negro empleado, llegando a nuestra retina de forma mágica.

Joaquín Casanova y Elisa Ramos son los organizadores de dicho viaje; son los responsables, los creadores de La Maquiné, compañía que genera obras de creación donde destaca el lenguaje plástico, gestual y musical como motor principal. Sus espectáculos han pasado por los mejores teatros y festivales de España. Actualmente todas sus obras en gira están recomendadas por la Red Española de Teatros y Auditorios de Titularidad Pública. Además de realizar giras internacionales en Francia, Holanda, Marruecos e Irlanda.
El bosque de Grimm ha obtenido el Premio Teatro andaluz- SGAE al Mejor Espectáculo Infantíl 2013. ¡Y no es para menos! Inspirado en los cuentos populares, y con el sustento musical de un compositor que siempre supo estar a la altura de lo infantil, Ravel, podemos ver lo que pasó y lo que pudo pasar en los cuentos de siempre. Dos actrices, cuya similitud llega a despistar por momentos, realizan un trabajo para la escena que se sitúa entre el gesto, la danza y el movimiento de los títeres, aportando al espectáculo la expresión de la cara y el cuerpo, y su relación con los objetos que las rodean.
Al igual que la teleserie norteamericana Once Upon a Time (Érase una vez), los personajes de los cuentos de hadas conviven e interaccionan juntos. Pero a diferencia de este formato televisivo, dirigido a un público adulto, tremendamente lento y totalmente previsible, este espectáculo está vivo, es fascinante y permite desarrollar la imaginación a todos los que lo ven.
Con pocos, pero suficientes recursos humanos tenemos ante nosotros un gran despliegue de recursos técnicos (teatro gestual, títeres y proyecciones), que consiguen mantener la curiosidad y la sorpresa a lo largo de toda la función. Quizá por eso la frase más susurrada fue “y, ¿eso qué es?”, pues aunque todos conocemos bien los personajes y los cuentos de Charles Perrault y los hermanos Grimm, el simbolismo utilizado hace que los más pequeños tengan que fijarse con atención, y claro, al instante la incógnita se resuelve.
Una nueva mirada representada a través de la música de Maurice Ravel, llamado “el relojero suizo”, debido a su gusto por la ingeniería, los mecanismos y los engranajes. De manera similar, José López-Montes, compositor y adaptador de la obra musical, reinterpreta y adapta algunas de las melodías de Ravel como Ma Mère l’OyeGaspard de la nuit (Ondine), la suite Miroirs (Oiseaux tristesUne barque sur l´océanAlborada del graciosoLa vallée des cloches), y la Sonatina (movimientos segundo y tercero). Tras el estudio y adaptación de otras piezas de repertorio escritas para piano de Maurice Ravel, José López-Montes realiza también otras composiciones cortas inspiradas en él, manteniendo en todo momento la fidelidad a su estética.
La música de Ravel, quien sintió siempre una atracción por lo infantil, los sueños y los cuentos de hadas, así como los leitmotiv escogidos para cada personaje hacen que la música se convierta en el nexo de toda la narración y que el piano no necesite estar en el medio del escenario como en los conciertos para ser coprotagonista en esta historia. Se introducen objetos en el piano a modo de “piano preparado” para conseguir una amplia paleta de timbres. El gusto de Ravel por los cuadros sonoros facilita esta cohesión total entre música y acción, y por supuesto, no podía faltar el elemento acuático, tan recurrente en los impresionistas.
Sólo quedan dos fines de semana para poder visitar este bosque encantado donde podemos ver lo que nunca nos contaron, ¡no os lo podéis perder!
No quiero terminar sin recomendar a todos, docentes y no docentes —pues durante la semana hay programadas funciones escolares—, el trabajo de los cuentos y la música de Ravel de la mano de la guía didáctica ofrecida en la página web del Teatro Real. Una labor realizada por La Maquiné donde se puede comprobar que todo está pensado, trabajado, sin olvidar la chispa de la magia. ¡Un placer!